
Ubicada en la provincia de Arauco, a unas 20 millas de la costa, frente a Tirúa, la isla Mocha estuvo poblada esporádicamente hace unos 3500 años y en forma permanente desde hace unos 1500 años. Entre 1685 y 1687, por orden del gobernador José de Garro, sus habitantes –acusados de proporcionar suministros a buques de naciones en conflicto con España– fueron trasladados forzosamente a Concepción. Desde entonces, la isla permaneció abandonada hasta bien avanzado el siglo XIX, cuando particulares empezaron a llevar inquilinos de la zona central del país para desarrollar allí actividades agropecuarias.
Distintos estudiosos y aficionados exploraron el territorio a lo largo del siglo XX en busca de evidencias arqueológicas: en 1902, los naturalistas Carlos Reiche y Miguel Machado, del Museo Nacional de Chile; en 1933, Carlos Oliver Schneider, director del Museo de Historia Natural de Concepción (MHNC); en la década de los 60, Hernán San Martín, médico aficionado a la arqueología y entonces director del Museo de Hualpén. Sin embargo, recién en la década de 1990 se inició un programa sistemático de investigaciones arqueológicas, financiado por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam) y Fondecyt. Los resultados obtenidos tras 16 años de trabajo pusieron a la isla Mocha en un lugar destacado de la arqueología chilena y sudamericana, proyectando un panorama bastante completo de su historia.
Una colección olvidada
El Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) conserva un conjunto de más de 120 objetos arqueológicos provenientes de isla Mocha. Aunque se trata de la segunda mayor colección de piezas de la isla de la que se tenga noticia –solo superada por el medio millar de objetos recuperados en los años 90 por el equipo de la Dibam, actualmente en el MHNC–, permanece sin ser estudiada. Una primera aproximación a su contenido demuestra que, además de ofrecer un testimonio abundante y variado de las ocupaciones agroalfareras que se desarrollaron en la isla, comprende varios objetos raros, que no se encuentran en otros repertorios mochanos.
Las piezas fueron originalmente adquiridas entre 1940 y 1954 por el Museo Histórico Nacional y traspasadas al MNHN a fines de la década de los 60. Entre ellas se cuentan artefactos de piedra (pesas de pesca, piedras horadadas, azadas, puntas de proyectil y una pifilca, entre otras); de arcilla (vasijas, pipas y una tortera); de hueso (palas, torteras, punzones); de concha (collares); y de metal (aros). El conjunto incluye además cráneos humanos, huesos de peces y fósiles.
Descarga el artículo completo “Contexto, itinerario y relevancia de una colección olvidada: la presencia de isla Mocha en el Museo Nacional de Historia Natural”, por Daniel Quiroz.