En las últimas décadas, la novela gráfica chilena viene prestando una atención creciente a los pueblos originarios. Sin ir más lejos, entre 1998 y 2022 se han publicado más de 50 historietas que abordan la vida, cosmovisión y tradiciones de las diversas comunidades indígenas que habitan el territorio nacional. Este aumento sostenido puede entenderse en el contexto de un fenómeno más amplio de cambios sociales, culturales y políticos, donde la visibilización de las identidades, expresiones, narrativas y reivindicaciones étnicas cobra cada vez mayor importancia.
En lo que respecta al pueblo rapa nui, sin embargo, sus representaciones en la historieta chilena han sido particularmente escasas. De las pocas obras de este género que han abordado la historia, cultura y vida de la isla, tal vez las más destacadas sean «Mata Ki Te Rangi» (1971-1972) –también conocida como «Mampato en Rapa Nui»–, del guionista y dibujante Themo Lobos, y «Te Pito O Te Henua» (1975), de Luis Ruiz-Tagle. Ambas tienen como protagonistas a personajes extranjeros a la isla, quienes cumplen un papel central en los eventos.
Tuvieron que pasar casi 40 años antes de que el tema de la cultura rapa nui fuera retomado por la novela gráfica, esta vez a través de Varua Rapa Nui, una premiada serie de tres tomos escrita por la antropóloga Bernardita O. Labourdette y dibujada por Ismael Hernández y Fernando Pinto. Publicados en 2012, 2013 y 2016, respectivamente, cada volumen aborda una época diferente, abarcando 800 años de historia: desde la llegada de los primeros polinésicos a la isla hasta las primeras expediciones europeas, que desencadenaron enfrentamientos y enfermedades entre los nativos.
Varua Rapa Nui marca un giro en la forma en que la narrativa gráfica chilena ha representado tradicionalmente a los pueblos indígenas. Basada en un sólido trabajo de investigación –reflejo del compromiso de los autores con la autenticidad–, la colaboración de Labourdette y Hernández no es solo una obra de entretenimiento, sino también una valiosa contribución al entendimiento de la cultura rapanui en el contexto contemporáneo. Su particular interpretación de la vida de este pueblo puede entenderse como un acto de reivindicación: rechazando los estereotipos y las simplificaciones, la narración retrata a una sociedad compleja, agente de su propia historia y conectada con el universo.
En 2018, Ismael Hernández donó 14 originales de esta obra –además de otros 29 de la novela gráfica Miguel de FuenteSanta– al Archivo de Láminas y Estampas de la Biblioteca Nacional. Junto con ofrecer la posibilidad de examinar la materialidad de la obra en todo su detalle, estos originales nos permiten comprender los procesos editoriales detrás de la novela gráfica y analizar los recursos visuales que utiliza el artista para construir una representación del pueblo rapa nui que sobresale por su profundidad y sensibilidad.
Descarga el artículo completo “Las representaciones visuales del pueblo rapanui en el trabajo de Ismael Hernández. Un análisis de caso de la novela gráfica Varua Rapa Nui”, por Tomás Gaete.