La colección fotográfica del Museo de la Educación Gabriela Mistral conserva una serie de imágenes a partir de las cuales es posible reflexionar respecto de la inserción del sistema escolar en el antiguo territorio mapuche, al sur del río Biobío. Las fotografías dan cuenta de las transformaciones que vivió este pueblo a partir del último tercio del siglo XIX y durante las primeras tres décadas del siglo XX, época que la historiografía tradicional describe como una de expansión territorial y de consolidación del aparato estatal chileno. En esos tiempos del progreso y de la civilización, la historia del pueblo mapuche quedó silenciada, especialmente la de niñas, niños y mujeres.
El análisis de estas imágenes de sujetos mapuches, capturadas por hombres winka –es decir, no mapuches–, entrega pistas de una “historia montada”, pero también de una “historia no contada”. Desde la década de 1880, los fotógrafos, en su calidad de colonos, comenzaron a registrar a la población mapuche en fotografías que acusan una mirada desde la cultura dominante, reduccionista y acomodaticia. Sin embargo, las imágenes contienen huellas –detalles, artefactos, escenarios, expresiones– que escapan a la intención de los fotógrafos, dejando entrever las vicisitudes que aquellos sujetos vivían en esos momentos.
¿Qué quisieron expresar estas imágenes? En gran medida, quisieron negar la existencia de una cruenta guerra de ocupación contra el pueblo mapuche entre 1861 y 1883, además de maquillar el proceso posterior a ella, oficialmente denominado “radicación” –pero, en la práctica, equivalente a una reducción–. El afán del Estado de disciplinar, “civilizar” y chilenizar a la población sobreviviente se concretó a través de distintas instituciones y acciones, entre ellas, la inserción de la escuela chilena en territorio mapuche reducido. En ese contexto, no fueron pocos los estudiosos que –como Tomas Guevara en su libro Las últimas familias y costumbres araucanas– proyectaron la inminente desaparición de este pueblo; en las imágenes, de hecho, parece subyacer una idea similar: la de dejar registro de un pueblo en vías de extinción. Pese a todo, las instituciones y prácticas pedagógicas mapuches resistieron la imposición de esquemas culturales ajenos, algo de lo que los rostros de niños, niñas y mujeres en estas fotografías rinden testimonio.
Descarga el artículo completo “La fotografía reduccional, la escuela chilena y la memoria: el foco en niños, niñas y mujeres mapuche (1870-1930)”, por Pedro Canales.