El arte de la ilustración en la primera mitad del siglo XX estuvo dominado por hombres. La escasa representación femenina en el oficio se debió a factores estructurales de orden social, cultural y económico, que impidieron a las mujeres desarrollarse en esta disciplina –como en muchas otras– con la misma libertad que sus pares masculinos. Esto se expresó no solo en mayores dificultades para insertarse en los espacios de trabajo principales de las artes gráficas –la prensa, la publicidad y la industria editorial–, sino también en una invisibilización y una desvalorización de la producción de las ilustradoras que aún no ha sido del todo remediada.
El Archivo de Láminas y Estampas de la Biblioteca Nacional de Chile conserva una colección de más de 300 piezas de la editorial Rapa Nui (1946-1951), incluyendo más de 60 ilustraciones realizadas para este sello por las artistas Elena Poirier, Hedi Krasa y Yolanda “Yola” Huneeus. Concebida exclusivamente para la publicación de literatura infantil-juvenil –segmento históricamente asociado con lo femenino–, Rapa Nui ofreció a estas creadoras un espacio donde desarrollar su talento y desplegar su voz autoral sin cortapisas.
Además de constituir una valiosa muestra de su trabajo artístico, este conjunto de dibujos, bocetos y maquetas ofrece una vía de entrada para explorar la trayectoria de las tres ilustradoras, así como una oportunidad para rescatar y reconocer su obra.
Tres pioneras de la ilustración nacional
Elena Poirier (1921-1998) es, sin duda, la figura más conocida de la primera generación de ilustradoras nacionales. Inició su carrera precozmente, trabajando desde los 14 años de edad como ayudante de Mario Silva Ossa (Coré) en la revista El Peneca, y se dedicó a la ilustración hasta su muerte, desempeñándose en distintos medios y formatos. Su estilo y trabajo autoral no solo fueron reconocidos por el maestro Coré y por la célebre editora Roxane, sino que también le permitieron continuar desarrollando el oficio en Europa a partir de los años 50. La artista perteneció asimismo a la Alianza de Dibujantes de Chile (Adich) y fue premiada por sus colegas masculinos, lo que representó un gran orgullo para ella.
Por su parte, la multifacética Hedi Krasa (1923-1989) llegó a Chile desde Austria escapando del nazismo. Aunque no se sabe cómo se inició en la ilustración, es de suponer que sus diseños de afiches publicitarios y de vestuarios de ballet le abrieron la puertas del oficio. Hacia sus últimos años cultivó la pintura de retratos y, tal como Yola, no parece haber participado en asociaciones de dibujantes.
Yolanda Huneeus (1909-1996) comenzó a ilustrar gracias a su hermana Ester Huneeus, más conocida como «Marcela Paz», quien le pidió realizar los dibujos para la primera edición de Papelucho, publicada por Rapa Nui. Aunque posteriormente recibió más encargos de ilustración, la carrera de Yola fue breve, pues decidió abocarse a la crianza de sus hijos.
El análisis de las piezas del Archivo Rapa Nui permite identificar los principales rasgos estilísticos de las mencionadas autoras. Poirier mostraba gran habilidad para adaptar el tono de sus obras al público para el cual estaban concebidas; en ellas se destaca la gran cantidad de detalles y el realismo de personajes y ambientes. Krasa, en tanto, se distingue especialmente por la fluidez de su trazo –lo que dotaba de movimiento, vitalidad y expresividad a sus personajes– y por su habilidad con materiales como la plumilla, la témpera y la acuarela, reflejo de su experiencia como pintora. Por último, el trabajo de Yola se caracteriza por la distorsión de las proporciones de sus protagonistas, recurso que los vuelve más expresivos, tiernos y cercanos a los lectores.
El estudio de la obra de Poirier, Krasa y Huneeus es un aporte a la construcción de genealogías feministas en la ilustración nacional. A través de él se busca estimular la recuperación del trabajo de otras autoras del pasado, quienes podrían convertirse de esta forma en referentes para las artistas de hoy.
Descarga el artículo completo “La autora/ilustradora en las décadas de 1940 y 1950: un estudio exploratorio de las artistas Elena Poirier, Hedi Krasa y Yolanda Huneeus”, por Paloma Domínguez.