El siglo XX inauguró una creciente preocupación por la infancia en Chile, como expresión de una tendencia mundial surgida en respuesta a su precarización y abandono. En este contexto, uno de los hitos más importantes en el país fue la promulgación de la Ley N.o 4447 de 1928, la que, junto con crear la Dirección General de Protección de Menores, dio origen a una nueva forma de aproximación política y normativa al mundo infantil por parte del Estado. La ley introdujo varios cambios fundamentales a este respecto, entre ellos, la diferenciación entre una justicia para adultos y otra específica para niños y adolescentes mediante la creación de los tribunales de menores; y el reemplazo del modelo punitivo por otro centrado en la rehabilitación de los menores infractores de ley a través del trabajo, la moralización y la educación.
La nueva institucionalidad requería de altos grados de coordinación entre estructuras (de justicia, salud, policía, redes asistenciales y educación privada y pública), así como de la preparación de cuadros profesionales ad hoc, factores que no marcharon a la par, dejando al descubierto las primeras fisuras del sistema. A esto se sumó que el diseño del sistema estuvo pensado desde y para las ciudades, sin contemplar las particularidades de las comunidades, provincias, grupos culturales o de género a los que afectaría.
Justicia de menores en la provincia de Malleco
En el caso de la Araucanía, los primeros tribunales de menores entraron en funcionamiento en la década de 1930. Desde el principio, su actividad estuvo coartada por la escasez de recursos, funcionarios e instituciones de acogida tanto asistenciales como correccionales. Esto último obligaba ya al desplazamiento y desnaturalización de los menores, ya a su devolución a la tutela de los padres o de otros adultos, perpetuando así el círculo de riesgos y vulneraciones.
Conservado por el Archivo Regional de la Araucanía, el Fondo Judicial del Tribunal de Menores de Angol reúne expedientes del período comprendido entre los años 1930 y 1986. A través de esta voluminosa documentación es posible entrever las circunstancias de vida –o, en algunos casos, de sobrevivencia– de un grupo de niños y niñas de La Frontera, dentro de un entorno sociocultural atravesado por la pobreza, la violencia y el conflicto, la discriminación y la segregación de género. Se trata de experiencias de vulneración física y emocional; desamparo y angustia frente a un futuro incierto; y rebeldía frente a la precariedad de un sistema que emergió para velar por sus derechos y el resguardo de sus integridades, pero que resultó indefectiblemente superado por la realidad.
Descarga el artículo completo “Ecos infantiles en La Frontera. La construcción de la infancia en la provincia de Malleco a través de las fuentes judiciales (1930-1986)”, por Yéssica González.
