Pasar al contenido principal

Artesanía tradicional en totora en el Norte Chico

Técnicas de la cestería en totora

Dotada de tallos erectos que pueden alcanzar hasta 4 m de altura, la totora (Typha angustifolia) ha provisto de materia prima a artesanos y artesanas desde tiempos inmemoriales. Aunque crece en los humedales de gran parte del territorio chileno, la gente de la Región de Coquimbo identifica esta planta –y, por extensión, la artesanía que con ella se elabora– como un elemento típico del lugar. Tal percepción podría explicarse por la profusión de humedales que concentra el entorno de la ciudad de La Serena, los cuales proveen condiciones especialmente propicias para el desarrollo del oficio cestero.

La cestería es considerada la más antigua de las técnicas basada en el entre­lazamiento de elementos y aparece universalmente como una práctica pre­cerámica. En el Norte Chico, los registros de esta práctica se remontarían, al menos, a 7000 años atrás. El Museo Arqueológico de La Serena, por ejemplo, conserva tanto fragmentos como improntas (huellas impresas en cerámica) de cestería rescatados por arqueólogos en los sitios San Pedro Viejo y Punta Colorada, con una data de 1000 años a. C.

Estos antecedentes sirven para contextualizar el trabajo de artesanos y artesanas actuales, y comprender que su quehacer se inscribe dentro de una tradición milenaria de trabajo con fibras vegetales. Además del tejido propiamente tal, el oficio involucra un complejo sistema de conocimientos, que abarcan desde la recolección, secado y preparación de la materia prima hasta las terminaciones de la obra.

Virtuoso exponente de la artesanía tradicional en totora

En 2017, a la edad de 89 años, falleció Manuel Díaz Araya, artesano cestero autodidacta que por décadas comercializó sus creaciones en La Recova, el tradicional centro artesanal de La Serena. Sus colegas y vecinos de puesto, muy cercanos a él, decidieron entonces rescatar algunos de sus últimos trabajos y donarlos al Museo Arqueológico de La Serena, dando origen a una colección sin precedentes en la institución. El conjunto se compone de 22 piezas de totora, las que incluyen canastos grandes y pequeños, figuras de personajes típicos, míticos y religiosos, aves, abanicos y esteras, entre otras.

El trabajo de este artífice se caracteriza por la creatividad de sus soluciones constructivas, aguda capacidad de observación y extraordinaria destreza para modelar con la fibra. Representa, por tanto, un ejemplo sobresaliente de una manifestación cultural que ha sido por largo tiempo sustento y expresión de identidad, pero que actualmente, por diversos factores, se encuentra a punto de caer en el olvido.

 

Descarga el texto completo “La artesanía tradicional en totora: estudio a partir de una colección del Museo Arqueológico de La Serena”, por Ana María Rojas y Soledad Hoces de la Guardia.